Sexo y ansiedad.


Efectivamente la ansiedad puede afectar al sexo, puede reducir su calidad, su potencial o su "profundidad espiritual". El caso contrario es si el sexo (también cuenta masturbación) afecta a la ansiedad, y en efecto el sexo afecta a la ansiedad reduciéndola y relajando al que la padece. Ósea e manera positiva. Cuando el sexo es natural mejoramos en salud, y eso repercute en todo nuestro cuerpo.
Normalmente los problemas sexuales se producen por falta de comunicación o por la persistencia de cumplir roles que no se adecuan a la realidad.
En todo caso, unos ejemplos de cuando la ansiedad nos juega malas pasadas en tema de sexo son los siguientes:

1. Una preocupación excesiva por el rendimiento. Las preguntas que se hace uno a sí mismo en estos casos son: “¿sabré satisfacerle?”, “¿durará la erección?”, “¿llegaré a tener orgasmo?”, etcétera. Poco a poco se intensifica el temor al fracaso, que puede actuar como un auténtico bloqueo erótico. Esto es especialmente intenso en los casos de impotencia sexual masculina, en los que se desata una brutal ansiedad anticipatorio.

2. Pensamientos que distraen acerca de qué está sucediendo. Este tipo de pensamientos son semejantes a los citados en el párrafo anterior, pero se refieren a problemas distintos del temor al fracaso. Ideas erróneas acerca de la pareja, por ejemplo. Pensar en el temor a un posible embarazo. Etcétera.

3. Necesidad excesiva de complacer al compañero (temor a ser rechazado). Se convierte el sexo placentero en un sexo exigente (muchas veces autoexigente). No es que el otro demande o critique, sino que uno mismo se plantea objetivos que no se siente capaz de conseguir.(“¿le estaré decepcionando? ¿se le estará cansando la mano?...)

4. Dificultad para comunicarse. Lo antedicho encubre, las más de las veces, el fracaso de la pareja para comunicarse abiertamente, sin sentimientos de culpa, acerca de sus deseos, sentimientos, respuestas y necesidades. ¿Cuántas parejas son capaces de intercambiar abiertamente los sentimientos y experiencias sexuales? Ello es debido a la educación constrictiva habitual en nuestra sociedad, que estimula la hipocresía sexual y oculta la realidad sexual (con lo que una gran cantidad de personas manifiestan una deletérea ignorancia acerca de dicha realidad). La pareja acaba viviendo con una gran cantidad de sobreentendidos, sin dialogar acerca de ellos. No se habla claramente acerca de lo sexual, y las críticas sexuales, por razonables y suaves que sean, se convierten en ataques despiadados (o despiertan en el otro agresivas defensas).

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